Las prácticas profesionalizantes son estrategias y actividades formativas propuestas por algunas instituciones de educación técnico profesional y que forman parte del diseño curricular. En este contexto, el trabajo se considera un contenido dentro del proceso educativo de estos institutos, debido al aporte que realiza para la formación del estudiante.
Las prácticas tienen un propósito específico: habilitar espacios para que los estudiantes consoliden, integren y amplíen los conocimientos y saberes de la carrera que están estudiando. Se trata, en definitiva, de un acercamiento real y concreto al mundo laboral y profesional que suma a la experiencia del estudiante. Las prácticas profesionalizantes pueden realizarse en la misma institución educativa o en instituciones oferentes, tanto públicas como privadas y buscan articular teoría y práctica en contextos laborales reales.
El objetivo de las prácticas profesionalizantes es consolidar los conocimientos teóricos adquiridos por los estudiantes y ofrecer saberes específicos a través de la práctica de una profesión, relacionadas con las tareas del futuro entorno de trabajo de la persona que las realiza. A su vez, las prácticas buscan introducir a los estudiantes en los procesos de trabajo y el ejercicio profesional vigente, para que conozcan todos los aspectos del mundo laboral y profesional.
Las prácticas cumplen un rol fundamental para el desarrollo profesional de los estudiantes. Es una experiencia muy útil para conocer y reconocer cómo funcionan las dinámicas laborales y lo que se valora o no en la profesión. Se trata de una gran oportunidad para poder entrar al mercado laboral y comenzar a aprender sobre el sector profesional elegido. Es un valor agregado para el currículum, ya que cuenta como experiencia laboral y suma puntos en futuras postulaciones de trabajo. Es un buen medio para desarrollar competencias profesionales y aprender sobre hábitos de trabajo.
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